martes, 11 de junio de 2013

Miedos. Aceptados y aceptables.


Será que la chica del lunar decidió dejar atrás los tacones, por aquello de que en las alturas están las dudas.
Será que la poeta dejo de naufragar por historias ajenas por miedo a comer perdices.
Será que la chica que canta en la ducha comenzó a afinar aquel viejo pentagrama a prueba de malos acordes.

Será que esta cocinera aficionada de historias a fuego lento por fin sacudió las cenizas de incendios pasados.

Será que la amante de recuerdos a papel decidió por fin fotografiar su risa.

Será que la que escribe dejó de regalar buenas noches y empezó a encarrilar sus malos días.

Será que empecé a escribir sonrisas cambiando finales y terminé dibujando palabras con forma de sonrisa.

Será que acabé por obligarme a convertir el miedo en una palabra infiel a mi diccionario.

“Ya sabes, contra la ley de la gravedad: Alas”.