Sigo recordando aquel diciembre mojado.
Aquel paraguas roto.
Esa sonrisa de medio lado
y las ganas que teníamos
de encendernos con las manos.
Aquel paraguas roto.
Esa sonrisa de medio lado
y las ganas que teníamos
de encendernos con las manos.
Sigo acordándome de aquel domingo nublado.
De tu espalda tatuada,
de canciones calladas,
de caricias y colillas por los suelos
y del colchón donde nos batíamos en duelo.
No olvido aquel hasta pronto.
A pesar de que los dos sabíamos
que ese tren de cercanías pasaría de largo
entre tu cama
y la mía.
De tu espalda tatuada,
de canciones calladas,
de caricias y colillas por los suelos
y del colchón donde nos batíamos en duelo.
No olvido aquel hasta pronto.
A pesar de que los dos sabíamos
que ese tren de cercanías pasaría de largo
entre tu cama
y la mía.
Que me desesperaría de esperarte.
Y que sigo sin salir a buscarte
por miedo a encontrarte.
Que te echo de menos, y eso,
es lo importante.
Y que sigo sin salir a buscarte
por miedo a encontrarte.
Que te echo de menos, y eso,
es lo importante.
Asique hoy brindo por las ocasiones.
Porque nunca falten.
Brindo por la letras.
Brindo por Sabina.
Brindo por tu frase,
y por la mía.
“Cuélgate de quien te quiera y no mueras mas que por amor”.
Porque nunca falten.
Brindo por la letras.
Brindo por Sabina.
Brindo por tu frase,
y por la mía.
“Cuélgate de quien te quiera y no mueras mas que por amor”.