Disfrutaríamos de una típica velada en pareja, en ex pareja mejor dicho, donde las risas, las miradas, las tentaciones, donde la magia, estarían a flor de piel.
Recordaríamos típicos momentos que solo tú y yo podemos entender, nos preguntaríamos ¿ Y si…?. Nos miraríamos y sabríamos perfectamente lo que nos ronda la cabeza, ese pensamiento que lleva mas de dos meses atormentándome por dentro.
Me harías una mueca, típico gesto que no dice nada y a la vez lo dice todo, ese todo al que aun no me resigno, un todo que suena a “Era la mejor”.
Mirarías el reloj, me sentiría incomoda, te incorporarías y dirías, “Se hace tarde”. ¿Tarde? No, nunca es suficientemente tarde.
Te acompañaría a la puerta, me abrazarías. Entonces yo pararía el tiempo, y me quedaría ahí, disfrutando de cada detalle, de tu jersey de lana, de tu colonia de diesel, de tu lunar en la oreja, de ti.
Abrirías la puerta y dirías, “Adiós”, esa palabra que debería desaparecer del vocabulario y que sabes que tanto me duele. Esa palabra, la única quizá, que me hace reaccionar. Es entonces cuando la valentía se apoderaría de mi y te diría “No, adiós no, prefiero un hasta pronto”.
Y es que si, hoy es una de esas tardes en las que simplemente me apetece soñar.