jueves, 18 de septiembre de 2014

El tiempo. Todo. Locura


Adelante,
por fin has llegado.
Entra,
no te quedes ahí parado,
que tienes licencia para irrumpir
en mi desorden.
Para columpiarte por los recuerdos
que estas paredes esconden.
Para fantasear
con lo poco que queda de ella
y entre tanto polvo
intentar dejar huella.

Venga ven, ponte cómodo,
deja el paraguas y todo
lo que te abrigue el alma
junto al mueble de las despedidas.
Ahí, entre las promesas vacías
y las bebidas prohibidas.

Sírvete una copa y ven,
Que voy a enseñarte todo esto…

Aquí duerme él,
el olvido.
Durante el día es algo tímido
pero cada noche se desmelena.
Se mete en camas ajenas
y se aferra a cada esquina de la piel.
Se camufla en cualquier excusa infiel
y se convierte en esa canción aguafiestas
que sigue a tu lado cuando despiertas.

Allí, en la habitación de enfrente,
vive el recuerdo.
Es la piedra del olvido.
El que le deja las bragas por los tobillos
para que se las suba la prosa.
El que se va tarde,
dejando la ventana abierta,
y se lleva la manta,
ese.

En la habitación del fondo
comparto habitación con él.
El que convierte tu vida
en un eterno plan B.
El que destiñe a aquella chica
que cruzaba sin mirar,
que reía sin llorar,
que follaba sin censura,
y que se aferraba a la locura,
en versos sin rima,
en estrofas sin final,
en poesía terminal…
Él, el puto miedo.

Y al final del pasillo
está tu nueva habitación.
Te he reservado el mejor rincón,
con vistas a un descosido corazón,
para que desempeñes tu papel
y cumplas eso, que los refranes
Nos hacen creer.



Ya sabes lo que dicen….



                                                                                                                          Bienvenido a casa.