sábado, 26 de noviembre de 2011

Arriesgate

No quiero ser un prólogo inspirador. No me conformo con ser la parte central de tu índice. No me basta con ocupar el capitulo más largo de este, tu libro.
No, no voy a ser un montón de paginas en blanco. No, no voy a ser meros fascículos. No, no voy a ser esa página doblada en la esquina superior. No te confundas, voy a ser tu principio y conclusión. Pienso ser tu moraleja, tu best-seller. Voy a ser tantas cosas para ti que dudo mucho que seas capaz de recogerlas en palabras. Voy a convertirme en la protagonista merecedora de un óscar. Voy a ser cada acento, cada coma, cada punto. Eso si, no prometo un “Y fueron felices y comieron perdices”. Pero puedo asegurarte ser la historia que llene tu estantería, tu habitación y tu vida.


jueves, 24 de noviembre de 2011

Riete hasta que duela

Me encanta esa sensación, ese dolor en las costillas y en la mandíbula que apenas te deja respirar. Esa sensación de euforia que te hace olvidarte por unos escasos segundos de las mierdas del mundo. Es impresionante el poder de una carcajada, el efecto analgésico de la risa, sin efectos secundarios ni precauciones, pero que, inexplicablemente alivia lo gris y endulza lo rosa.
Debería legalizarse como medicina nacional, personalmente me haría cliente vip de todas las farmacias y hospitales.

Me encanta, me enloquece conocer la clave, los botones que activan mi felicidad, la mía y la de todos nosotros. Probarlo, es fácil, tan solo comer, reír y follar. Solo así aprenderéis a disfrutar.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Todos.

Tranquila, todos nos hemos sentido así. Todos hemos sentido ese vacío, esa angustia, esa inercia de sentarte en la vida sin sentir vivirla, esa necesidad de ver las horas pasar. Todos hemos echado de menos alguna vez ese beso de buenos días, ese hoy estas preciosa, ese hay zumo en la nevera, me voy que llego tarde al trabajo. Esa rutina que se convierte en parte de ti. Porque al fin y al cabo todos necesitamos lo mismo, todos tenemos las mimas debilidades. ¿Quien no ha perdido la razón por amor? ¿Quien no ha acabado con sus principios por otra persona? ¿A quien no le han roto los esquemas? ¿Quien no ha vencido al miedo por arriesgarse? ¿Quien no se ha dado de morros contra la pared al intentarlo? ¿Quien no se ha bajado el orgullo hasta los tobillos por el otro? ¿Quien no ha roto su caparazón para por fin mostrar sus sentimientos? En definitiva, ¿Quién no ha querido?.

Tranquila, todos nos hemos sentido así, todos hemos ignorado alguna vez los pequeños placeres de la vida.

Dile a la vida lo que quieres y deja que suceda.

Es sorprendente la dificultad que tenemos algunas personas para pedir ayuda. Asombroso como a pesar de que nos veamos al borde, de cabeza al precipicio seguimos pensando que podemos, que podemos con todo. Impresiona la frustración que se siente por dentro al comprobar que no es así, que ni la situación es tan pasajera como pensabas ni tu eres tan fuerte como te habían hecho sentirte. Y si, lo reconozco, necesitaba un hombro, un hombro donde poder apoyarme. Necesitaba un oído, un odio con el que poder desahogarme. Necesitaba unas manos, unas manos para arroparme. Necesitaba unos labios, unos labios a los que poder susurrarles “Sola, no puedo”.