Vuelvo a la habitación, quiero perderme entre las sabanas, sumergirme bajo el edredón y dejar el tiempo pasar.
Suena el móvil, un mensaje. “Dejemos que sea nuestro secreto”. De pronto, se enciende en mi ese algo, esa sonrisa tonta, esa necesidad de recordar cada detalle, cada centímetro de anoche. Ese noseque en el estomago que me lleva a revivir lo sucedido.
Llamada espontanea, cena improvisada del chino, risas, miradas, mas risas. Película oportuna, caricias en las manos, besos en el cuello, susurros al oído, pasión, desenfreno. Crucero por mis sabanas, tour por tus lunares, excursiones por mi piel, viaje a la locura.
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