viernes, 13 de enero de 2012

Todos somos Marta


Es una regla universal. Siempre llora antes quien no debe. El llanto, el verdadero llanto, el auténtico jugo de penas, aparece por primera vez siempre en el sitio equivocado. En los ojos del dejado y no en los del que deja, en los ojos de la víctima y no en los ojos de su asesino, en los de los padres de Marta del Castillo, y no en los de Miguel Carcaño.
Por eso, hoy quiero romper todas las lanzas que me queden por los que viven dolidos,por los que mueren sanados, por todos los que estan jodidos hasta el punto en el que todo les da igual, por todos los que perdieron el norte, independientemente de la distancia a la que se encontraran de el.
Igual es que hoy me siento un poco menos infalible, y por tanto, menos idiota, lo mismo es que se me fue la mano con sentimientos a fondo perdido, pero creo de verdad que con cada día que pasa, quien no se hace mas vulnerable es que no merece ni la vida en la que esta.
Hoy me solidarizo con el dolor mas genérico y con el más concreto también, desde el más profundo sufrimiento de unos padres con la alegría extirpada, hasta el más tonto y pasajero que me pueda llegar a inventar, hoy me inscribo en la legión de luchadores que apuestan a que van a perder, porque saben que es la unica forma que tienen, a partir de ahora, de ganar.
Intentamos disimularlo, pero el dolor seco que sucede al llanto es todavía más amargo que cualquier tormenta de sollozos salados. Intentamos sobrevivir, pero la ironia de la vida es lo unico que no tiene final. Y es esa ironía, irónicamente, la que nos mata.
Es injusto que llore quien no debe. Es injusto que ya no esté quien debería estar. Es injusto, y por eso mismo ya no tiene nada que ver con la justicia.
Justicia sería volver a desconocerlo que ahora sabemos. Justicia seria no haber perdido ni un ápice de nuestra inocencia. Justicia seria seguir creyendo en la justicia. Justicia sería que Marta despertase hoy.
No dejo de pensar en esa madre ilusionada hace 20 años, el día en que estaba apunto de parir a una preciosa niña a la que llamaría Marta, cuando el médico de turno le dijo seguramente la única frase cierta de toda su vida. Esto te va a doler.

                                                                                                                         Risto Mejide

Para esos padres a los que les arrebataron su mayor tesoro, para que sepan que siguen contando con el apoyo de todos aquellos que seguimos creyendo en la justicia, no la justicia que imponen los Tribunales, sino la que acaba imponiendo la vida.

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