miércoles, 13 de febrero de 2013

Si estas conmigo, estas contra mi.

Tiempos de amor pasteurizado, besos que ni rozan las mejillas y afectos de todo a cien. 
La calle se llena de enemigos íntimos con amigos invisibles, malabaristas del presupuesto entre nuestro propio debe y su temeroso haber. El amor hace tiempo que es sólo un eslogan, la familia feliz un buen casting y cualquier tipo de aprecio ya lo encuentras limpio de toda "a". 
Supongo que es porque estoy harto de la gente esa flower power que cree que lo importante es amar a todos en todo momento. Pero dime, si no sabes odiar, ¿cómo quieres que te crea cuando dices que amas? Las monedas de una sola cara han sido, son y serán siempre falsas, por bonitas que sean.
Y a mí, entre tanto mariachi, cada vez me cae mejor la gente que sabe lo que odia -y sobre todo- cómo, cuánto y por qué lo odia.
Porque al final, lo que nos permite amar lo que queremos es lo lejos que nos encontramos de lo que odiamos. Lo que nos sienta mal de aquello que nos pasa es lo mejor que nos define. Lo que más nos define, más nos molesta, es más real. Y la realidad, en definitiva, es como cualquier otro tipo de amor.
Molesta de cojones.
                                                                                                                     Risto Mejide.

1 comentario: