lunes, 2 de junio de 2014

Abróchame el cinturón.

Camarero, póngame
Una copa de venganza
Con una dosis de rencor.
Al fin y al cabo,
¿Quién quiere beber amor?

Pásame el cigarro de las despedidas,
Mientras suena tu canción preferida
Esa que transforma mis victorias en heridas
La que se ha convertido, en mi presunta homicida.

Para qué voy a negarlo,
Sigo siendo prisionera
De la droga de tus noches
Del asiento trasero del coche
De los vicios y reproches.

Para qué voy a negarlo
Hace meses que los relojes arañan arena
Que todas las sabanas se volvieron ajenas
Y mi mejor versión, dejó de ser buena.
Hace meses que la cuidad ha cambiado de perfume
Y no hay forma de que el puto invierno se esfume.

Camarero, póngame otra copa
Que quiero emborracharme del recuerdo,
Dejar de tropezar en pleno vuelo
Y convertir el ron en consuelo.

Que coño, apúntese otra ronda,
Que hoy pienso despagar de tu ombligo
Convertir cualquier espalda en destino
Improvisar un viaje accidental
Y volar tan alto como me deje el Brugal.

Que no joder,
Que no me hables de vértigo
si nunca has sabido estar a la altura.




1 comentario:

  1. A veces no estar a la altura es cuestión de percepciones , lo que da vértigo a uno genera hilaridad en otros y sensación de llaneza y poco frenesí.... Con Brugal se ve mejor la vida de vértigo pero las alturas y la distancia de un punto a otro se ve mejor con amor, con pasión, con perspectiva y con la mejor compañia: los que te quieren bien... :-)

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