Me he acostumbrado a tus manías. A tu pelo rizado, a tu obsesión por la Coca-Cola. Me he acomodado a tus gustos, a los domingos en el cine y los viernes en la cama. Me he habituado a tus despertares, a tus caricias. Me he hecho intima de tus gestos, de tus lunares. Soy cómplice de tu sonrisa y tus pecados. Tengo un master en tu piel y una deuda con tu boca. Soy aficionada a las peleas y adicta a las reconciliaciones. Soy fiel a tus manos y dueña de tus noches. Soy diferente, debí perder la coraza entre mi orgullo y cobardía.
¿Y tú?¿Te atreves a jugártelo todo? Yo por mi parte, Ordago.
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